Desde los tiempos de la prehistoria y por los restos arquelógicos encontrados en la cueva de Tito Bustillo, también llamada “Pozo l'Ramu”, la pesca fue uno de los principales recursos económicos de Ribadesella.
El Gremio de Mareantes, aunque de una forma menos organizada, existia ya desde la Edad Media época en la que los barcos eran de remo y se cazaban ballenas. Este gremio también controló y organizó la pesca del salmón, que se capturaba desde botes de remo y con redes.
Como dato curioso podemos señalar que en el año 1750 se pescaban unos 12.000 salmones en cada una de las tres costeras del año,y ya el gremio se quejaba de la crisis en el sector. La escasez paulatina de las capturas parece tocar fondo en los años 90 del siglo XX. En 1997 apenas se superaron los 700 ejemplares en toda la comunidad autónoma. Sin embargo, en 2001 se batía un récord de la historia reciente, alcanzándose la nada despreciable cifra de 2.779 piezas.
Fue a finales del siglo XIX, tras la primera ampliación del suelo ubano, cuando el puerto pesquero de Ribadesella vivió su mayor auge. Convertido en un hervidero de lanchas de todo el Cantábrico que buscaban en la ria del Sella abrigo para el mal tiempo y en un excelente punto de venta para el pescado, que mantenia en pié una importante industria de conservas y salazones.